Catherine de Brée es mi pseudómino, nacido primero como una inspiración y después como una reflexión más profunda. Comprendí que lo que importa no es quién escribe, sino el mensaje que llega. Por eso, mi ego se hace a un lado y solo permanece lo esencial: la verdad, la calma y la belleza de lo que deseo compartir.

La escritura me acompaña desde que tengo memoria.

De niña ya sentía que las palabras eran un refugio cálido, una manera de comprender el mundo y también de comprenderme.

A lo largo de los años he publicado varios libros, cada uno nacido de la etapa en la que estaba.

Hoy, en cambio, escribo desde un lugar distinto, más sereno, más desnudo, más fiel a lo que el alma de verdad quiere decir.

Catherine de Brée nace de esa claridad.

Un nombre para recordar que la esencia importa más que la autora.

Un espacio donde lo auténtico puede respirar.

Catherine no es un nombre elegido al azar.

Nació en un momento muy especial, mientras hacía la novena a la Virgen de la Medalla Milagrosa.

Como devota profunda de la Virgen citada y al conocer su relación con la santa Catherine Labouré, a quien se le apareció en París, sentí una inspiración clara: tomar su nombre como un gesto de amor, de fe y de gratitud.

Ella supo escuchar en silencio y vivir con humildad, y para mí es forma pura de recibir y transmitir la luz.

Por eso escribo bajo este nombre: como un recordatorio de que todo nace desde lo alto, y que el mensaje importa más que la persona que lo escribe.

Somos todos uno, ahí reside la esencia del mundo.

Creo en la luz que habita en cada persona y en la belleza de lo sencillo.

Escribo para escuchar lo que a veces el ruido del mundo no deja oír:

la voz del alma, la verdad del corazón, la suavidad de lo eterno.

Mis palabras nacen del silencio, de la fe, de la contemplación y de un profundo deseo de acompañar.

Si algo de lo que comparto toca a alguien, aunque sea por un instante, mi propósito está cumplido.

1. Luz

La luz siempre encuentra su camino cuando el alma está dispuesta a verla.

2. Silencio

En el silencio es donde todo se revela y donde la verdad respira.

3. Fe

La fe sostiene lo que los ojos no ven, pero el corazón reconoce.

4. Esencia

Escribo para volver a lo esencial, allí donde nada sobra y todo habla.

5. Gratitud

Cada palabra nace como un gesto de gratitud por lo recibido.

6. Interior

Lo más importante sucede dentro, en ese lugar donde el alma susurra.