Mi proceso

No ha sido un camino recto.

Tampoco fácil.

Pero sí profundamente verdadero.

La vida no me habló suave al principio.

Me habló en sacudidas, en pérdidas, en silencios largos, en aprendizajes que dolían más de lo que imaginaba que podía doler algo.

He pasado por muchas montañas rusas…

de esas que te cambian el pulso, el alma y la manera de mirar el mundo.

Durante mucho tiempo busqué fuera lo que solo podía encontrarse dentro.

Busqué respuestas, certezas, abrazos que sostuvieran lo que en mí temblaba.

Pero hubo un momento —silencioso y decisivo— en el que comprendí que el verdadero regreso era hacia mí.

Y allí empezó todo.

Como el diamante, pasé por mi propio crisol.

El del fuego invisible.

El de las preguntas sin respuesta.

El de aprender a soltar una y otra vez aquello que creía indispensable.

Solté certezas.

Solté identidades.

Solté versiones antiguas de mí que ya no podían acompañarme más.

Y en ese soltar… algo nuevo nació.

No fue de golpe.

Fue como el amanecer: lento, casi imperceptible, pero real.

Emergí distinta.

Más desnuda.

Más verdadera.

Más suave.

Y también más fuerte.

Hoy escribo desde ahí.

Desde un lugar donde ya no necesito demostrar nada, ni convencer, ni imponer.

Solo ofrecer.

Mi escritura no nace del ruido.

Nace del silencio que queda cuando una aprende a escucharse de verdad.

No escribo para explicar el mundo.

Escribo para recordarnos su belleza.

No escribo para enseñar.

Escribo para acompañar.

No escribo desde lo que soy.

Escribo desde lo que he vivido y he comprendido con el corazón abierto.

Esta etapa es la más verdadera de todas las que he vivido.

Hoy ya no me sostengo en máscaras ni personajes.

Hoy me sostengo en presencia.

He soltado todo aquello que no era esencial y he guardado solo lo que me vibra como verdad.

Hoy escribo como quien ofrece una vela encendida.

No para deslumbrar… sino para iluminar suavemente.

Y si alguna palabra mía llega a tu alma, si alguna frase te abraza por dentro, si algún texto te recuerda algo que habías olvidado…

entonces todo este camino ha merecido cada paso.

Previous
Previous

ESCRITORA DE SILENCIO